lunes, 30 de noviembre de 2009

al vuelo

Siempre hay una música esperándome en algún lugar. En medio de la calle, en el metro, en los altavoces de un bar con olor a fritanga, en el tren, en la tele de una tienda, en el móvil de algún desconocido. En el organillo de un mendigo. En el concierto de un parque aunque hoy no sea domingo. Todas me asaltan por sorpresa y a todas las atrapo, entusiasmada, intentando descifrar el mensaje que viene encerrado en la botella del tiempo. No es simple casualidad, o sí. Y aunque sea así, porque sí, esas músicas son para mi, lo sé. Así lo siento. Son el hilo conductor de aquel día, un pensamiento, un presentimiento, un estremecimiento, una distracción. Le dan forma a lo intangible. Me construyen, me deforman, me deshacen, me encienden, me atraviesan, me intoxican. Y yo me dejo llevar por ellas. En su deformidad, con su intermitencia, por la caricia del ruido, con sus letras torcidas, enredadas a causa del frío. Si las adivino son mi conquista, si me añoran, me acuno. Si me seducen las persigo, intentando guardar mis sueños en el silencio que se esconde entre una nota y otra.


3 comentarios:

Rai dijo...

Tays, me alegra saber que no soy el único que le pone música a las cosas que se cruza... Aunque debo decir que, aunque cuando era niño lo hacía todo el rato, ahora ya no me sucede muy a menudo -algún día que otro, ya lo ves-.

Eso sí, tú tienes ventaja, si es que vives en el Raval... Así es más fácil. Estuve viviendo una época allí y le tengo mucho cariño al barrio; todavía suelo dejar Gracia y bajo de vez en cuando a pernoctar un rato.

Otra para ti.

PD: A mí, para el ambiente callejero, la que más me gusta es la de acordeón.

Trovator dijo...

La música, realmente nos lleva a lugares maravillosos, las letras, las melodías, los acordes maximizan las emociones que estamos sintiendo ese momento.

Lindo espacio, un abrazo!

la sonrisa del calabacín dijo...

No deja de sorprenderme que el azar os haya traído hasta aquí. Y que una vez hecha la excursión hayáis querido dejar la huella de vuestro paso por el lugar. Gracias. Las visitas inesperadas siempre animan! Te debo la mía Trovator.

Rai, sí, vivo hace ya 16 años. Y lo mismo digo de tu... barrio? Cuando puedo, con una excusa u otra me escapo para allá arriba. Sobre todo si la excusa se llama verdi.