sin internés, ni ordenadó, sin cámara de fotós, sin esecaner, sin camará de vídeó i sin alguna neurona digjital... Estoy sumergida en el desperfecto , debe ser por esto que voy tan despeiná, tan incomunicá, tan sin saber de una, ni misma, ni otra. Sólo me atribuyo lo imprescindible, lo indispensable, lo lo. Y a falta de todó, sólo entiendó lo necesarió, eso sí, duermo más, leo lo de siempre y sonrío todo lo que puedo: Que locutorios hay en el raval y ahora me acompañan las aportaciones musicales de mi amigo Pau.
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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