jueves, 7 de mayo de 2009

sobre mí


Me pongo bajo cubierto y siento como la lluvia

sigue cayendo sobre mí.

No sobre todo el cuerpo.

Algunas gotas caen en la frente, otras en el brazo

y una

entre las piernas.

Sigo bajo cubierto y continúa

lloviendo.

También dentro de mí.

Este vaho, esta niebla. Eterna humedad interior

Y la inclinación inmanente hacia el todo irá bien.

Después, la derrota.

El día, como un suspiro

y yo, como una rosa.

Con el vestido de espinas calzado del revés.

5 comentarios:

laianonell dijo...

todo irà bien... pero cuando??

la sonrisa del calabacín dijo...

No lo sé. Peró irá. Lo sé.

Rai dijo...

Es preciosa esa descripción de la lluvia como estado interior y esa alteridad de vaivenes emocionales... y sí, al final, de alguna manera, todo pasa y lo que deja un regusto amargo es la conciencia del olvido como superación.

Un besazo.

PD: Siempre he pensado que la felicidad nunca puede ser una imposición; simplemente se es o no se es. Quizá lo trágico es que se trata de un estado interior que, pese a los esfuerzos, no podemos controlar, puesto que depende de factores externos, muchos de ellos inconscientes.

la sonrisa del calabacín dijo...

Sí al final, de alguna manera todo pasa. Pero no puede haber olvido si hubo dolor. Y no estoy hablando de rencor, estoy hablando de superación por aprendizaje a través de ese dolor. Y si hay olvido es que nunca fue tan importante como pensábamos. Y lo que “pasa” no es el “todo”, lo único que pasa es el tiempo que atenúa el sufrimiento. Y en la medida en que esto ocurre se inicia otro proceso: el viaje por el espacio que se nos abre para la reflexión. Si queremos. Si nos gusta pensar. A mi mucho, ya lo ves. A ti también, no me cabe la menor duda.

Es cierto la felicidad nunca llega por imposición. Y es cierto, se trata de un estado interior, porque es una vivencia personal. No hay una felicidad generalizada. No puede haberla. No puedo llamarle felicidad a la alegría compartida por un centenar de seguidores de un equipo después de ganar un partido. Hay euforia pero no felicidad. La felicidad es un estado más profundo, creo que va inevitablemente ligada a la madurez. Y son pocos los que lo consiguen. Más bien la mayoría está abocada a las neurosis, la histeria o la depresión. Aunque yo lo intento cada día, de alguna manera, desprenderme del vacío al que me aboca la tristeza. Y ésta también es una experiencia personal. Ante una misma situación dos personas la vivirán de una forma distinta, pero de alguna manera se acerca a aquella idea que está contenida en tu post: “Abtrünnigkeit”... carencia fundamental, negación reiterada. Es la pérdida irreparable, no encuentro mejor definición. Sí, es la pérdida de alguien o de algo, y con ello, de nosotros mismos. Con la consecuente sensación de impotencia por su imposibilidad real o aparente de reemplazo... Y la frustración, siempre.

Un beso, Rai.

PD. Y una vez más, gracias, por estar presente. Es cierto, no te conozco. Estás hecho de puntos, comas, letras. Palabras que se quedan revoloteando dentro de mí. Tengo imágenes escritas por ti impresas en mi mente. ¡Todo es tan extraño! Me había jurado no hablar nunca con un desconocido por internet, la sola idea me parecía horrible, y ahora lo vivo como algo hermoso, plagado de coincidencias de un blog a otro que quizá no existen, que a lo mejor sólo las imagino. Puede que tú y yo sólo somos dos personajes de alguien que escribe en un plano de virtualidad que a su vez contiene el nuestro, mientras nosotros encerramos a otros en otro plano de virtualidad, uno menor. Y así, hasta el infinito...
Y lo dejo porque se me empieza a ir la olla....

Rai dijo...

Bueno, tú me caes bien, de lo contrario no te daría tanta coba, porque mí tampoco me va eso de entablar amistades virtuales...

Tampoco me he hecho una idea muy concrera de ti, si te soy sincero; de modo que no sé si esa simpatía mutua es sólo virtual.

Tengo que confesarte una cosa, pero que quede entre los dos: el texto alemán no es una traducción, ese autor no existe y el texto lo escribí yo... Creo que sólo se dio cuenta una persona y no dijo nada.

Sobre lo que me comentas del olvido y la felicidad, más o menos estamos de acuerdo, quizá no me expliqué bien... aunque cuando me refiero al olvido lo hago de una forma muy técnica, quizá sea deformación profesional (estudié filosofía -ahí está la razón por la que me gusta comerme la cabeza).

... y sobre las coincidencias... supongo que ambos hemos pasado alguna vez por experiencias similares y, algunas de ellas, cuando se viven intensamente dejan huella y somos capces de reconocer ese huella en otros.

Encantando de conocerte, Tays; para mí es un placer que compartas conmigo y con quien quiera tus vivencias y que lo hagas con una libertad de la que yo no soy capaz (me cuesta mucho más que a ti, muchísimo más, abrirme o desnudarme).

Un beso