lunes, 8 de septiembre de 2008

caraquiando la revolución

Qué diferentes eran los revolucionarios de antes respecto a los de ahora, falsos remedos, fantoches, codiciosos y ególatras amantes del espectáculo. Será que los nuestros están lejos de entender la revolución con la austeridad que lo hacían antaño los "buenos revolucionarios": como un sencillo acto de amor. Entonces la revolución se vivía igual que el sentimiento, como una utopía soñada, tal vez eterna, alcanzada sólo a ratos, y que tarde o temprano va siendo devorada por la muerte o por la pérdida de lucidez de sus protagonistas. Qué tendrá que ver la Cuba del 59 con la Venezuela del 2000, por muy hermanados que estemos... Lo sé, la lucha contra el imperialismo, es decir contra los EEUU. Pero lo que fue un paso inesperado, osado y primigenio en los primeros, en nosotros es una máscara, un amago incapaz de esconder nuestro fracaso: la incapacidad para gobernar y ser gobernados con dignidad, sin poder restituirle a un pueblo ignorado, ignorante y manipulado las herramientas que le fueron usurpadas desde siempre para emprender con sus propias manos el progreso. Y no hablo de dinero, hablo de la verdad. Pero hoy en esa tierra, en esta, no interesa. Qué tendrá que ver hoy Venezuela con el grito patria o muerte espetado por un cubano en el campo de batalla en aquellos años, o por un argentino en el 64, en el seno de la ONU. Nada. Absolutamente nada. Pero dicha frase preside mítines, intervenciones públicas y le da rojo colorido a unas pancartas que ensucian con su propaganda cualquier rincón del país. Bien dijo el Che que las revoluciones no se importan, a pesar de que el mundo ahora esté globalizado y nos conectemos en red. Sólo nos queda el recuerdo de unos personajes convertidos en mitos, y un tiempo que nos traslada, inevitablemente, a una añorada edad de oro. No en vano fueron la inspiración de tantos poetas, que le cantaron a la revolución conjugando en sus canciones hermosas declaraciones de amor. Canciones que seguiremos catando, con las que seguiremos soñando, a pesar de que ya no creamos en la revolución. Al menos, no en la del presente.


(Para ti CC, que compartes conmigo la pasión por Silvio.)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias HP. Cada vez que escucho esta canción, piel de gallina y ojos vidriosos desde el principio hasta el climax final, qué gran final.
CC

la sonrisa del calabacín dijo...

Tal cual.
Beso a 2

Lerryns dijo...

Mientras el festín prosiga habrá revolución.Mientras la impunidad siga habrá revolución. Mientras el tonto útil cumpla su papel habrá revolución... Mientras los cretinos gobiernen habrá revolución... Y la estupidez sembrada en el tuétano de esta sociedad da sus frutos... Esta revolución. Y el planeta transita hacia otros caminos y nosotros aquí anclados en un tiempo muerto, Ortiz Bolivariano.
Hasta cuando?

hasta que por fin logre salir...