domingo, 6 de julio de 2008

de vuelta del paraíso



Achiné mis ojos, estiré los brazos todo lo que pude y mis manos empezaron a navegar por un campo de trigo. Lentamente. Mi intención en él, su crepitar en mi, sus espigas desenredando mis dedos dormidos. Cayó la imposibilidad del sueño. Crecí. Recosté mi cabeza entre las montañas y fui besando una a una cada estrella que colgaba. Permanecí tanto tiempo expuesta y en silencio que las piernas se petrificaron y muy cerca del corazón sentí nacer una coraza. Fui raíz, fui corteza, también rama. Y si alguna vez un zumbido me despertaba, abría mis ojos cansada y por detrás de la piel de un fruto verde, maduro mañana, le hacía un guiño a todo lo que me esperaba.

2 comentarios:

Lerryns dijo...

Sencillamente hermoso. Leerte provoca deseos de escribir, ganas de hacerlo como tú lo haces.. Pero en mi eso es imposible así que recurro a mis cueros y toco. Entonces me siento capaz de emularte...

Y eso ya es bastante.

la sonrisa del calabacín dijo...

Siempre vienes para extraer de mi una sonrisa... Se agradece.
Un abrazo-T