porque hoy es domingo, porque me gusta la música del sueco José González. Lo descubrí en una convención. Por suerte siempre hay algo que me hace flotar. El dancing de ayer, las burbujas color naranja... Aunque me lo tengo dicho, me tendría que dejar de ciertas cosas, de cierta envergadura anímica, de tantos estados vividos en paralelo. Aunque todo vuelve, es más, me persigue. Mala cosa. Tendré que reiventarme, pero todavía no sé con qué, ni en cómo ni dónde qué. Paso palabro. Y me alejo y me acerco a la realidad, esa que pierdes cuando te desmayas, de forma intermitente. Voy, vengo, vuelvo, vuelvo para no estar y me revuelvo. Con alas sería todo mucho mejor, si no más rápido, al menos más diverso. Pero por ahora me quedo aquí, con José, un ratico, y dentro de un rato, ¡yo qué se!
A I T A N A
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Somos de la misma generación. Como escribí en La soledad de una isla (Entre
el cuarto oscuro y la utopía queer), de la generación de Los Ángeles de
Charlie...
Hace 2 meses