domingo, 21 de febrero de 2010

algo más que el rizo de orestes


En muchas historias de la mitología griega la escena del reconocimiento es fundamental para hacer avanzar la acción. Así, los que permanecían años apartados de sus seres queridos ofrecían a su regreso, de forma más o menos consciente, un objeto que actuaba como señuelo para su distinción: un bucle de su cabellera, una cicatriz, un relato, una joya... En aquellas historias la identificación se producía a una velocidad vertiginosa para no ralentizar el ritmo deseado por el autor. Pero eso es demasiado fácil, después de tanto y ¡cuánto!, estoy segura que aquellas mujeres esperaban encontrar algo más que una ofrenda... Querrían un gesto, supongo, que las ayudara a salir de tanto olvido y tanta confusión. Un signo que las hiciera verse indemnes del paso del tiempo en el alma de aquellos que volvían, una huella para reconocerse a su vez en el corazón de aquellos viejos, desconocidos, amados.

Esa escena, nunca escrita, es lo que a mi me gustaría leer.

miércoles, 17 de febrero de 2010

viernes, 12 de febrero de 2010

jueves, 4 de febrero de 2010